Medellín – una ciudad transformada
Aterrizamos en Medellín a las ocho de la mañana, cansados pero con ganas de explorar, de experimentar un nuevo lugar. Dejamos las maletas en el hostal, desayunamos y quedamos en el centro para hacer un tour por la ciudad. Allí nos topamos con Minh, un viajero estadounidense con el que hicimos el tour de la ciudad perdida.
Mientras que vamos conociendo el centro de Medellín, aprendemos detalles sobre la historia de Colombia y sobre todo sobre la transformación de Medellín, que fue aún a principios de los años 2000 era la ciudad más peligrosa del mundo. Ahora, Medellín es bastante segura. Muchos espacios públicos se transformaron con arte o luz en sitios agradables donde la gente pueda disfrutar como por ejemplo la Plaza Botero.
A la noche, vamos al Parque Norte donde han instalado un alumbrado de navidad enorme. Paseamos por las diferentes zonas del parque en donde los alumbrados representan diferentes ecosistemas de Colombia, todo bajo el lema de COLOMBIA MEGADIVERSA.
Con un tour de grafitis vamos conociendo el barrio Comuna 13. Comuna 13 era uno de los barrios más pobres y violentos de la ciudad. En el 2002, la Operación Orión fue un intento del gobierno de recuperar el control sobre al barrio, pero al final, otros proyectos no militares tuvieron más éxito: Siendo uno de los barrios más escarpados de Medellín, subir las cuestas puede llevar todo un día. Por eso, se construyeron escaleras mecánicas con el fin de comunicar el barrio mejor con el resto de la ciudad. Otro proyecto que ayudó mucho al barrio fue el arte callejero, del que hoy en día los turistas disfrutan en varios tours diferentes.
¡En Medellín por fin hacemos Couchsurfing! Visitamos nuestros hosts que viven un poco afuera. Con ellos, paseamos, tomamos unas cervezas y disfrutamos juntos. Pero más importante, visitamos Guatapé. Guatapé es un lugar a unas tres horas de Medellín sobre todo famoso por una roca muy grande que los locales simplemente llaman piedra. Las vistas son impresionantes, pero está todo muy lleno de turistas. Disfrutamos más del pequeño pueblo con su arquitectura colonial.
El último día, hacemos un viaje en teleférico. Hay tres líneas de teleférico (con otras más en construcción) que conectan el metro de Medellín con los barrios en las montañas – Medellín es una ciudad enorme. Desde allí arriba no solo hay vistas increíbles, el teleférico pasa por los barrios más pobres y peligrosos – es una única oportunidad de ver esta Colombia diferente de cerca sin ponerse en peligro.
Ya nos toca ir a Bogotá. Llegamos a la terminal (gigante) tres horas antes de que salga el autobús nocturno a Bogotá. Como es festivo, reina un gran caos en la terminal, ningún pasajero encuentra su autobús y ningún autobús sus pasajeros. Empleados gritan «¡Con Brasilea a Bogotá, el autobús de las nueve!» para buscar a los viajeros que por cansancio están medio dormidos en alguna otra parte. Todos autobuses llegan un mínimo de dos horas tarde, por lo tanto mucho tiempo aquí. Pero la gente, el caos y la desesperación forman una experiencia muy colombiana.