Aquí pasamos casi 2 semanas y nos hubiera encantado estar mas tiempo. ¡Estamos muy a gusto aquí! En nuestro hostal conocemos a gente muy linda e interesante – viajeros con mucho tiempo igual que nosotros de España, República Checa, Argentina, Uruguay, Alemania, Italia…por lo que las noches las pasamos jugando las cartas, platicando de nuestros viajes, de la vida…

Cusco (lo que proviene de la palabra Qosqo lo que significa ombligo en quechua) es el lugar donde se fundó la cultura inka. Desde aquí conquistaron a Latinoamérica, hasta Colombia y Chile. Aquí se pueden apreciar muros de Inkas constituidas de puras piedras que no necesita cemento o parecido, son puras piedras cortadas perfectamente. Cuando llegaron los españoles destruyeron los templos y palacios de los inkas para construir con las mismas piedras las iglesias que se pueden visitar ahora. Nos encantan las plazas, las iglesias, el mercado San Pedro y el Perú real que está por las calles paralelas todavía presente.

El mercado nos fascina. Aquí podemos comer los dos por unos 2,50€, disfrutar de un jugo fresco, comprar alimentos a precios increíbles y nos dejamos llevar todos los días porque el ambiente es una pasada.

Nos encanta Cusco a la hora del atardecer cuando la ciudad se ilumina poco a poco. Aquí hay cultura, comida brata, mercados bonitos, mucha artesanía y gente amable. Obviamente la economía del Cusco se basa en el turismo. Cada turista que viaja por el Perú pasa por Cusco – sobre todo por el famoso Machu Piccho – una de las maravillas del mundo. Nosotros no visitamos la famosa zona arqueológica – «¡un pecado!» dirán agunos de ustedes. Necesitamos descansar después de tantos viajes nocturnos y estancias cortas en las otras ciudades. Machu Piccho es caro o muy complicado y cansado de alcanzar. Es temporada de lluvia y en nuestra opinión Perú y también Cusco valen la pena también sin visitar al Machu Piccho.

El clima durante estas dos semanas es bastante frío, por las tardes suele llover y Leo todavía está luchando con un resfrío – pero lo disfrutamos al máximo. Conocemos a Albert, un cusqueño, quien nos enseña su ciudad y el valle sagrado – fue un regalo de boda de un buen amigo de Leo, Jonas, quien con eso nos dio una alegría enorme. No hay mejor cosa que conocer una ciudad por los ojos de alguien local, de dejarse llevar en combis baratos y llenos de gente hasta los miradores de la ciudad.

Desde aquí hacemos varias excursiones a los alrededores: al valle sagrado de los Inkas, a la laguna azul de Humantay y a la famosa montaña de colores – de estas aventuras les contaremos en entradas separadas 😉