El Valle Sagrado de los Inkas
Albert nos lleva a una pequeña aventura. Pasa con nosotros por las calles paralelas llenas de vida peruana: carne, flores, comida para animales, aquí se vende todo al lado de la calle. Nos subimos a un colectivo, pasamos por paisajes verdes y hermosos para llegar a nuestro destino: el valle sagrado de los Inkas. Aquí hay ríos, pueblos indígenas y muchas zonas arquelógicas. Este valle también lleva a Machu Picchu y fue bastante importante para la cultura inka. Las condiciones climáticas en este lugar son perfectas para la agricultura (se dice que aquí se produce el mejor maíz del Perú).
Nuestra primera parada es Urubamba, el punto de partida en el valle. Nos quitamos nuestras chaquetas – ¡está realmente caliente y rico el clima aquí! Una pequeña plaza, una iglesia, sobre nosotros el cielo azul y no hay ni un turista a vista en los cuatro vientos. Juntos con Albert vamos a un pequeño local donde nos venden una jarra de chicha. En todos los lugares donde hay una bandera roja hay chicha, la bebida alcohólica que se produce del maíz fermentado. Fortalecidos seguimos nuestro camino hacia el proximo pueblito.
Ollantaytambo, el pueblo con el nombre mas difícil de todos en el valle, es muy pequeño y se puede apreciar tal y como los inkas lo han planeado. Las callecitas estrechas con sus canales y los muros con las piedras amontonadas perfectamente que ya conocemos de Cusco, los jardínes verdes – todo nos gusta mucho. Si uno se aleja un poco de la plaza centríca y muy turística uno encuentra verdaderos tesoros. Mujeres con trenzas largas, niños en uniformes de la escuela – ¡aquí todo parece muy real! Desde abajo se pueden ver los almacenes (o lo que queda) de maíz. Ahí arriba la circulación del viente es mejor que aqui abajo – así los granos quedaron frescos y secos. Al otro lado se extiende el famoso templo del sol con sus terrazas que se puede ver perfectamente desde el pueblo (sin pagar entrada).
Me he metido en la cabeza que quiero ver Pisac porque escuché que es una de las ciudades mas bonitas del valle. Eso significa que hay que subirse otra vez a un minivan y hacer escala en Calca, pero Albert es el guía mas paciente de todos y nos acompaña. Madres con sus hijos que se manchan con su helado suben y bajan del vehículo, un grupo de alumnos se mete discutiendo sobre profesores y clases, un trabajador sube material de construcción al techo del colectivo – los caminos para nosotros son igual de interesantes para nosotros como los pueblos que visitamos.
Despues de una corta parada en Calca con su pequeña plaza, los miles de TucTucs y una lluvia fuerte, llegamos a salvo a Pisac. Aquí hay mercado artesanal, como todos los días. Ya no hay muchos turistas, pero se nota que aquí hay mucho mas turismo que en los otros lugares – no hubiera sido necesario verlo, pero las callecitas son preciosas si o si.
Muy cansados y con hambre nos subimos de nuevo al colectivo, el sol disaparece atrás de las montañas y estámos de vuelta en nuestro querido Cusco.