Para siempre Quy Nonh
Durante 6 horas vamos en el tren a lo largo de la costa hacía el sur en la clase más barata. La gente comparte su fruta con nosotros, nos miran mucho, muchos duermen en el suelo en cartón y «disfrutamos» de unas instant noodles vietnamitas. ¡Quy Nonh es lo nuestro! Nos damos cuenta sólo después de bajarnos del tren.
Llegamos a la estación de trenes con otra pareja occidental. Los recoge un conductor privado y se van. La gente nos mira como bichos raros y niños igual que adultos nos saludan en inglés.
Quy Nonh es la ciudad donde los vietnamitas se imaginan pasar su jubilación. Hay una playa de arena muy larga, hay miles de cafés y bares lindos, comida buena y barata además de una deliciosa brisa por la que se aguanta mejor el calor.
Nuestro hostal es muy bonito. Hay miles de instrumentos de música, siempre está alguien cantando y los dueños hacen proyectos con niños con discapacidades, igual que las camareras tienen alguna discapacidad. Un lugar bonito en donde nos sentimos en casa al instante. Hasta nos dejan usar la cocina y nos preparamos una pasta y una tortilla.
La playa está tan cerca que podemos ir caminando y por las mañanas suele estar desierta. A partir de las 4 de la tarde se llena con mucha gente vietnamita y el ambiente es muy alegre. Ustedes no han podido leer mucho de nosotros últimamente porque aquí pasamos unos 10 días muy bonitos, probamos todo tipo de comida vegetariana por la zona del templo budhista y ahorramos mucho dinero. Un día también salimos de la ciudad con Chin Yun de Taiwan que nos cae muy bien. Vamos hacía la costa del norte en motos, es muy bonito todo, pero el calor es impresionante.
Conocemos a mucha gente muy linda, descansamos y miramos como las mini conchitas se esconden poco a poco en la arena – ¡Nunca hemos visto un espectáculo así!