¡Estamos en Camboya! (Nom Pen)
Cruzamos la frontera en bus. Hace calor y tenemos que pagar unos 5 dólares extra para el visado porque el conductor y los funcionarios camboyanos se enriquecen con los turistas. No es el mejor inicio en las calles llenas de baches, pero así entramos al 15. país de nuestro viaje . ¡Bienvenidos a Camboya!
Todo es muy caótico, las calles no están asfaltadas y aún así notamos algunas diferencias de Vietnam. Llegamos a la capital Nom Pen y los conductores de tuk-tuk nos rodean. Como estamos en temporada de lluvia y por lo tanto temporada baja no tienen tantos clientes como de costumbre. Cenamos nuestro primer arroz frito con verduras y vamos caminando a nuestro hostal. Aquí todo es un poco más caro ya que se paga con dólares y la moneda local, el riel, se usa más de moneda de cambio.
En Nom Pen hay muchos restaurantes con comida internacional y bares que están muy vacíos.
Caminamos al museo del genocidio llamado S-21, una prisión de los jemeres rojos y una obligación para visitar en la capital de Camboya. En los años 70, los jemeres rojos durante su gobierno terrible hicieron que la gente huyera de las ciudades. Se opusieron al progreso y torturaron y mataron a muchos de sus supuestos oponentes, mujeres, niños, hombres. El museo S-21 da testimonio del capítulo oscuro de la historia camboyana para que no se repita. Nos conmueven mucho las historias de las muchas víctimas estando en las celdas o viendo los instrumentos de tortura.
Rápidamente nos damos cuenta de que la gente de aquí es más religiosa que los vietnamitas. Miramos a un grupo de personas rezando delante un templo pequeño, en el fondo un grupo de hombres hace música y la gente deposita muchas flores de loto y encienden barritas de inciensos.
Con Chin Yun caminamos por el mercado nocturno, la orilla del río y pasamos por el palacio real. Es una ciudad de muchos contrastes entre discotecas, templos, riqueza y pobreza.
No nos quedamos mucho tiempo aquí porque nos llama el sur.