En Kratie al lado del Mekong
Después de un viaje muy intensivo llegamos a Kratie, una ciudad mediana en el noreste de Camboya, nuestra última parada aquí. Nuestro hostal está al lado del mercado y desde la azotea se puede ver el gigantesco Mekong.
En los callejones al lado del mercado huele desagradable porque ahí venden tripas, cabezas de cerdo y pescado sin refrigerar. ¡Por lo menos la fruta sabe deliciosa!
Rentamos motos y salimos de la ciudad conduciendo al lado del río hasta llegar al lugar donde puedes observar los delfines del Mekong desde barcos pequeños.
Nos encanta que no den comida a los animales y los dejen en paz. Apagan el motor y nos dan una hora para observar a los delfines. No hay mucho ruido, de vez en cuando se oye el respirar de los animales y se ve una aleta. Pasan tan rápido que no somos capaces de sacar buenas fotos (mírenlo en Google para ver como son).
Desde ahí vamos al templo de las 100 columnas, donde – como siempre – piensan que Chin Yun es una local y un monje nos explica muchas cosas. En el fondo se escuchan los cantos de los monjes jóvenes. Comemos algo al lado de la calle con vistas sobre el río, pero desafortunadamente hay demasiados mosquitos y nos escapamos.
A la vuelta visitamos un centro de meditación y monasterio budista donde disfrutamos de las hermosas vistas sobre el paisaje y apreciamos las muchas estatuas de Buda y sus seguidores – ¡Es hermoso!
Kratie en si no tiene mucho encanto y desafortunadamente también llueve regularmente. Descansamos en la azotea, comemos nuestro último amok con tofu y nos despedimos de la bonita Camboya y sus contrastes, su horrible historia y su gente amable.
Llevamos ahora 5 años de pareja y Chin Yun nos compra un pastel para celebrar: dice «felices juntos». ¡Lo somos definitivamente!
¡Vámonos a Laos!