En el mercado de las mujeres de Imphal

Queremos dejar atrás a Moreh lo más rápido posible y nos subimos a un taxi que compartimos con dos pasajeros más. El conductor hace diversas copias de nuestros pasaportes, algo que solo después entendemos.

Vamos subiendo y bajando, el conductor pita como un loco y corta básicamente todas las curvas. Este trayecto no está hecho para gente con nervios irritables. En el camino hacemos tres paradas forzadas donde nos piden los pasaportes. Como no se puede negar que somos extranjeros los militares nos ven desde fuera y nos piden que nos bajemos.

Manipur, el estado indio que estamos cruzando de momento, no es una región demasiado tranquila. En los últimos años ha habido diversos conflictos entre el estado de India y grupos separatistas rebeldes que reclaman la independencia. Por lo tanto hay mucha presencia militar. ¡No tengan miedo! La región está apaciguada y nos sentimos muy seguros en todo momento ya que nos estamos moviendo entre las ciudades grandes. Es por eso que la frontera con Myanmar estuvo cerrada y solo se abrió hace 2 años.

Los militares son muy amables y nos dan la bienvenida en la India. Después de unas 3 horas llegamos a la capital de Manipur: el colorido Imphal. Ya en el camino hacia los diversos hoteles que queremos mirar llamamos mucho la atención y la gente se da la vuelta para observarnos. Mujeres están sentadas al lado de la calle vendiendo fruta y vegetales, hay miles de tuk-tuks y rickshaws, todo está sucio y hay mucha basura.

En el mercado de las mujeres de Imphal

Encontramos un hotel y acortamos nuestra estancia planeada porque los precios por noche aquí son bastante elevados. Nuestra habitación huele a moho, pero por lo menos hay mucho espacio y agua caliente.

Me pongo mi longji de Myanmar porque me siento más cómoda con una falda larga. La gente lo nota y recibo miles de cumplidos en la calle. Mujeres se me acercan y gritan «I love you» al pasarnos. Deambulamos por el «Women’s Market» – se dice que es el más grande del mundo – que se extiende por un barrio completo. Se les permite entrar a los hombres y no solo se venden productos para mujeres, pero por una vez Leo está en minoría en la calle. El nombre viene del hecho de que las personas que hacen negocio y venden mercancía aquí son mujeres. Aquí encuentras de todo: textiles y sarís de todos los colores, vegetales y fruta o chai indio.

Me fascina la ropa colorida sobre todo de las mujeres y todo el caos que hay por aquí. Una y otra vez tengo la sensación que el viaje me preparó para este país.

Leo está mucho mas relajado ya que estuvo en la India hace tres años y como siempre se acostumbra mas rápido a las nuevas circunstancias. Vivimos las cosas que Leo predijo antes de venir. La India huele a todo, ¡literalmente! Ahora que estoy aquí entiendo a que se refirió. Las vacas viven en la suciedad y huele a basura y mierda de vaca. En el otro momento huele a especias, a cardamomo, curry, masala o aceite caliente. También la gente huele diferente e intento comprender este caos que para el resto del viaje será nuestro mundo.

Los pitidos y el caos me sorprenden de nuevo, aunque estuvimos en Vietnam. ¡La India simplemente es diferente a todo!

Lo que me fascina desde el primer momento y lo que a Leo le encantó también en su primer viaje aquí, es la comida india. Vamos a un sitio rancio de comida rápida y comemos nuestra primera Dosa (filloa grande, crujiente y rellena) y en el menú hay 20 opciones vegetarianas. En los peores sitios encuentras buena comida – una gran ventaja de este país.

Hacemos también un poco de turismo y visitamos la fortaleza Kangla en la que vivió el rey hasta la occupación británica. Hasta hoy en día todavía es el centro sagrado de Manipur y nos topamos con muchos locales y grupos de alumnos en uniformes escolares. Después del ruido de la calle entramos en un parque verde y domina la tranquilidad. Aquí hay varios templos y nos encanta caminar por aquí y descansar.

En el mercado de las mujeres de Imphal

Desde aquí iremos al próximo estado: a Nagaland, donde pasaremos unos días en Dimapur, una ciudad nada turística. Desde ahí podremos seguir el viaje en tren. ¡Finalmente!