Belice, casi no sé nada de este país. He mirado un poco en páginas turísticas y pensamos adonde ir. El país es bastante diverso, delante de su costa se encuentra el segundo arrecife vivo más grande del mundo, el “Great Belize Barrier Reef”, más hacía el interior del país se pueden apreciar templos mayas, la selva y “el Belice real”.

Para conocer Belice en tan poco tiempo hemos decidido de pasar por dos lugares. Empezamos nuestra aventura en Caye Caulker, una isla muy turística y después iremos al sur para conocer al Belice original y indígena.

Después de un viaje largo y varias horas en la frontera de México con Belice llegamos a la ciudad de Belize sólo para alcanzar de prisa el último Water Taxi del día. Atardece y tenemos muchas ganas de dormir.

En el hostal que hemos reservado hay mucha fiesta – siempre hay música y hamacas por todos lados para relajarse y por las noches cocinan, comen y beben juntos. Conocemos a unos australianos que no paran de tomar, ya que el alcohol aquí para ellos es muy barato. Viéndolo de nuestra perspectiva todo aquí (sobre todo el alcohol, pero también la comida) es muy caro.

Aquí, en este paraíso turístico, pasamos tres días y respiramos el aire caribeño.

Entiendo que el Reggae viene de regiones como estas. El moto de la isla “Go Slow” se refleja en la mentalidad de los habitantes y visitantes de la isla y aunque el lugar nos parece tan horriblemente turístico nos encanta el tiempo que pasamos aquí, caminando descalzos, nadando y flotando en el agua salada.

Hacemos un tour de snorkel, nadamos entre los corales del arrecife, con tiburones gata y con rayas enormes en su hábitat natural. Nos dejamos llevar por la corriente y flotamos entre las olas enormes del mar abierto: ¡increíble! Vemos pequeñas tortugas y un bogavante en su cueva del arrecife – nuestro guía nos enseña los animales y nos explica todo. ¡Estamos encantados!

Pelícanos y gaviotas dejan que les des de comer unas sardinas y nos podemos acercar mucho a los aves. Descubrimos caballitos del mar súper pequeños y damos de comer a pescados enormes con nuestras propias manos.

El próximo día salimos en kayak al mar y la corriente es más fuerte de lo que esperamos. Sin la ayuda de Leo no hubiera llegado a salvo de vuelta a nuestro hostal. El atardecer es hermoso y por la noche brillan miles de estrellas.

Con las bicis vamos de descubridores al sur de la isla. Vemos niños en uniformes saliendo de la escuela, señores que construyen o pintan casas de madera en zancos, mujeres que venden fruta o ropa al lado de la calle. Parece que nuestras ganas de conocer no son muy comunes en Caye Caulker – mucha gente nos pregunta si nos hemos perdido 😀