Salento – de vuelta al campo

¡Finalmente respiramos de nuevo aire fresco! Llegamos por la mañana al pequeño pueblo de Salento y nos alegra la vista hermosa desde nuestro hostal. Al rededor del pueblo hay muchas montañas verdes y la neblina se adhiere a los montes. ¡Finalmente estamos de nuevo en la naturaleza! Después de las grandes ciudades de Medellín y Bogotá y del smog me relajo de inmediato. El lugar también es mucho mas contemplativo, no hay realmente buenos supermercados y dentro de 2 horas logras descubrir todo el pueblo.

La primera cosa que decidimos hacer es participar en un tour de café, ya que nos encontramos en el eje cafetero de Colombia, una región predestinada para la planta de café.

Es así como conocemos a Carla y su increíble proyecto en la Finca Momota. Ella decidió comprar un pedazo de tierra aquí para reforestarlo y plantar vegetales y café sin pesticidas, eso en un país donde casi nadie puede permitirse “orgánico” – es demasiado caro. Nos enseña su tierra espaciosa que alberga plantas de plátanos, de limones, vegetales y claro que también café. Conocemos las plantas de café arábico original que por un tipo de hongo no llevan muchos granos si no se usan químicos. Están ubicadas entra plantas híbridas que son más resistentes y llevan muchos mas granos de café. Carla y su familia cultivan aquí todo ellos mismos, ella nos cuenta todo sobre las técnicas de un cultivo ecológico, permacultura y la organización estratégica de árboles y plantas en sus hectáreas. Ella usa el bambú que crece en su tierra para construir su casa y una parte de su propriedad no se toca para que la naturaleza con su flora y fauna se desarrollen de una forma natural. ¡Así tenemos la suerte de ver una tarántula de cerca!

El tour es muy fascinante, aprendemos mucho sobre el proceso de cultivar el café y el posterior procesamiento – claro que Carla también nos da a probar de su café. El café de Colombia se disfruta de un grano menos tostado por lo que los cafés de aquí son mas agrios y tienen un sabor a frutas. Los granos que se exportan a Europa están más oscuros porque se tuestan más y así tienen un sabor más amargo – el café que a Leo le gusta más al final del día. Desafortunadamente, yo no puedo apreciar el sabor del café, aunque esté probando la bebida de la misma productora.

Lo que sigue ahora tampoco se aprecia nada. Leo se lleva una intoxicación alimenticia supuestamente del agua de la llave o de la comida que comemos después del tour en la plaza del pueblo. Por esa razón pasamos los próximos días con una dieta estricta, mucho descanso y té. Por suerte, Leo se recupera muy pronto y disfrutamos de nuestro piso compartido alemán que se formó estos días. Nos divertimos mucho con Benno y Jana de Bavaria y con Charda de Berlín.

Entretanto, Leo se recupera del todo y tiene ganas de patatas fritas y huevo estrellado – así que está listo para una caminata, ¿no?

La mayor razón por la que Salento atrae a tantos turistas es el famoso valle de Cocora, donde crece la famosa palma de cera – el símbolo de Colombia. Aquí se puede ir caminando por el valle. Decidimos ir suave y no hacer la vuelta completa dependiendo del estado de Leo.

Salento - zurück ins Grüne!Salento - zurück ins Grüne!Salento - zurück ins Grüne!Salento - zurück ins Grüne!Salento - zurück ins Grüne!Salento - zurück ins Grüne!Salento - zurück ins Grüne!Salento - zurück ins Grüne!

Se llega al valle vía jeep y pasamos la entrada al “bosque de palmas” y nos perdemos con Lea, una austriaca muy linda que nos acompaña en todo el camino. Al finalmente encontrar la entrada disfrutamos de las hermosas vistas sobre pastos con vacas y las palmeras. Llegamos a una finca después de una subida de 5.4 km y el chocolate caliente con queso fuerte que se prepara en esta zona parece ayudarle tanto a Leo que acepta hacer toda la caminata de 12 km. ¡El esfuerzo vale mucho la pena! Después entramos en la selva y pasamos por una finca donde dan de comer a colibríes que así puedes ver de cerca. ¡Los pajaritos son tan fascinantes y hermosos! Leo logra sacar unas fotos increíbles:

Seguimos a campo través, sobre puentes colgantes y nos encanta esta caminata. Salimos de la selva y otra vez estamos como en los Alpes, en pastos entre las vacas. Nos hace bien estar fuera y es realmente un lugar impresionante.

En la noche el piso compartido alemán se va a la cancha de Tejo para jugar unas partidas, otra vez nos divertimos muchísimo – ¡nos encanta este juego colombiano explosivo! Jugamos hasta tarde y regresamos por las calles muertas de Salento a nuestro apartamento. Mañana iremos a la capital de la Salsa – Cali.

Salento - de vuelta al campo

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