En comparación con Piura Trujillo nos da la bienvenida con temperaturas más suaves. De nuevo llegamos aquí en bus nocturno. Somos fascinados de la calidad de los buses aquí. Nuestros asientos son inclinables por 160° y nos llevan comida y bebidas. Además se duerme bastante bien en esos buses. Comparándolo con México los precios son decentes y tampoco le suben tanto al aire condicionado como en Colombia.

Aquí vamos por primera vez a un supermercado peruano para descubrir otra vez frutas nuevas, de nuevo sacos enormes de arroz y los huevos se venden en redes. Nuestro anfitrión de Airbnb nos da muchas recomendaciones y pasamos nuestro primer día con una rica caminata por la costa del pacífico en el pueblo pesquero de Huanchaco al lado de Trujillo adonde se llega en uno de los buses caóticos. Aquí también podemos apreciar los caballitos de totora, los antiguos botes que usaron los indígenas de esta zona para pescar – los primeros surfers del mundo. El agua es muy fresca y el viento nos ayuda a despejar la mente. Desde la costa tenemos unas vistas hermosas sobre las montañas hacia el interior.

Después damos una vuelta por el centro de Trujillo y nos gusta mucho el ambiente. De noche el tiempo es aún más agradable y la gente sale para estar en la plaza principal. Tomamos café y té para disfrutar de las buenas vibras de la ciudad.

El próximo día hacemos un tour a la zona arqueológica de Chan Chan, la antigua capital de la cultura pre inca de los Chimús. Visitamos diversos templos en los que adoraron a sus dioses pidiéndoles buena cosecha, tiempo favorables y buena pesca. Aprendemos todo acerca de sacrificios, ceremonias y de la vida diaria de los sacerdotes y de la familia real visitando a uno de los palacios de la ciudad, el Nik-An. Hoy hay muchas ruinas cubiertas por arena por la zona que pertenece al patrimonio de la humanidad de la UNESCO, pero igual las partes cubiertas por techos para cuidarlas del fenómeno «del Niño» o partes restauradas.

En nuestras diversas paradas nos topamos siempre con los famosos perros peruanos sin pelo, también llamados Biringos. Ya era una mascota para los Chimús ya que con su temperatura corporal de 40° podía prevenir enfermedades en la familia. Hoy en día los tienen en los antiguos templos – todos los gastos que provocan son pagados por el gobierno.

Después de dos días bonitos nos lleva el próximo bus nocturno a nuestra siguiente parada en Huaraz – ¡vamos a estar muy alto en los andes!