¡Welcome to Ethiopia!

Aunque sólo pasamos una semana en la capital de Etiopía, pensamos que se puede decir mucho sobre los días aquí, por lo que planeamos varias entradas.

¡Aquí les va la primera! Sobrevivimos el largo vuelo de 12 horas. Ya hemos escuchado por lo menos un poco el idioma que se habla aquí, el amhárico, y las azafatas en nuestro vuelo llevan ropa típica. Salimos del avión y casi todos los pasajeros (!) de nuestro aparato van directamente hacia “Connecting Flights”. Por lo tanto, en la cola para los visados solo hay dos turistas brasileños. También en la sala de la cinta de equipaje no hay nadie. Todos siguen su viaje a Asia y no les parece necesario conocer este lugar.

¡Si me preguntan a mí, es un gran error! Addis Ababa ha sido uno de los destinos más impresionantes de nuestro viaje hasta ahora.

Salimos de la terminal y en el estacionamiento están sentadas muchas familias que esperan a sus parientes que llegarán en algún momento, porque no puedes entrar al aeropuerto sin boleto de avión. A partir del primer instante todo el mundo es muy amable con nosotros. El taxista nos recomienda un restaurante y nos da su número por si acaso. Ya la cena de Leo es comida típica – él pide Tebes (“Tips”), carne en una salsa aromática – y el camarero le pregunta si quisiera acompañarlo con pan o injera. Nunca hemos escuchado “injera”, así que preguntamos directamente que es. El camarero no sabe que decir porque injera es parte de la comida de todos los días. Es un sustituto para nuestro pan hecho de una masa ácida de una planta endémica. Injera sólo se sirve en Etiopía y Eritrea (pero también en el restaurante “Afrika” en Mannheim que es bastante auténtico, si nos preguntan – ahora que conocemos la versión original).

A partir de ahora comemos todos los días injera con sopas, vegetales, suave o muy picante, por lo general con carne o en “versión ayuno”. Aquí se ayuna muchos días del año en los que no se pueden comer productos de animales – ¡qué suerte la mía!

¡Welcome to Ethiopia!
Comida vegetariana con injera

Cada vez es delicioso y muy interesante. Muchas veces no podemos leer el menú porque está en amhárico y con su alfabeto, pero suele estar alguien cerca quien sabe hablar inglés – por lo general, aquí la gente habla bastante bien el inglés.

A mí me cuesta un poco más adaptarme que a Leo que ya ha vivido el caos de la India y es masculino. Pero para mí, el choque cultural es fuerte. En las calles oscuras (la electricidad se raciona por lo que muchas veces no hay luz) no me siento muy bien, sobre todo porque las personas que se mueven por las calles suelen ser hombres. El idioma totalmente desconocido, los olores de la comida, del café y también de la gente – a todo eso tengo que acostumbrarme un poco. El jet lag nos quita el sueño y solemos dormir poco y bastante mal.

¡Aún así nos vamos de turismo!

Conocemos a la famosa Lucy, la prueba de que el hombre sí desciende del mono. Su esceleto se encuentra en el museo nacional en Addis que es un poco mohoso pero muy interesante. Con una pareja de ingleses somos los únicos blancos aquí. En el museo etnológico aprendemos mucho sobre las tradiciones, las creencias y los rituales de los muchos grupos étnicos que existen en este país. ¡Etiopía, país de orígenes, ya en los primeros días nos has hechizado!

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