En la bahía de Halong
En todas las rutas por Vietnam aparece la bahía de Halong con sus montañas cársticas, el mar y los muchos barcos como imprescindible. Se pueden hacer tours de varios días, pasar la noche en barco, hacer kayaking, descubrir cuevas y relajarse con los miles de otros turistas obviamente 🙂
Decidimos no ir con el clásico tour de pasar una noche en el barco, sino en una isla privada. Nos recogen en el hostal con un minibus de lujo y vamos en dirección a Halong City. Desde ahí nos llevan al barco. Las montañas nos recuerdan a Guilin en China y aunque nos parece hermoso el paisaje no surge el entusiasmo esperado – ¿tal vez ya hemos visto demasiadas cosas?
Remamos en kayak por la bahía y de repente estamos solos. Nos encanta la sensación de estar a solas en la naturaleza pura sin nadie cerca. El pobre Leo tiene que remar mucho más que yo porque me cansa mucho. Ya lo conoce de Belize, el pobre. Así nos deslizamos sobre la bahía, pasamos las pequeñas casas de los pescadores, nadamos en el agua salada y estamos muy refrescados y felices.
Por la tarde empieza nuestra odisea a la isla privada. En total somos un grupo de siete personas, dos ingleses y tres belgas que van con nosotros. En lancha rápida cruzamos la bahía, lo cual es muy divertido. Llegamos a la isla Cat Ba, donde hay que tomar un bus que nos lleva a la otra orilla. Ahí nos subimos a una lancha raquítica y viejita que nos lleva por el agua sucia a la isla. Atardece y hay unas hermosas vistas a los barcos de los pescadores locales:
La isla es muy bonita, pero hay mucha basura en la playa 🙁 Así no nos lo habíamos esperado y no vamos a nadar en nuestra «propia» playa como habíamos planeado. La cena es muy rica y nos pasamos la tarde con nuestro grupo relajando en la terraza. Nuestra habitación tiene vistas al mar y se pueden escuchar las olas – ¡eso lo quisieramos tener siempre!
Después del desayuno nos llevan de vuelta a la isla Cat Ba y al parque nacional. De nuevo nos recogen en lancha. Como estamos con marea baja la lancha de ayer no llega hasta la isla y hay que subirse a una lancha aún más pequeña – ¡es un rollo total!
Desafortunadamente hace demasiado calor para la caminata en el parque nacional que nos recuerda mucho a Cuba y su verde. Caminamos hasta un mirador y sudamos como locos – la verdad, no lo disfrutamos, ni siquiera las vistas nos emocionan mucho…
Después de la comida vamos de vuelta a Hanoi y quedamos con Karl, Henri y Rosa para una última cena de despedida antes de que nuestros caminos se separen.
Habíamos esperado más islas, más descubrir y menos lancha-barco-ferry-bus-lancha. El tour desafortunadamente no fue exactamente lo que habíamos reservado y para lo que fue al final nos parece demasiado caro. Tal vez, simplemente no tuvimos suerte. Aún así nos lo pasamos súper bien y como siempre disfrutamos mucho.
Ahora estamos ansiosos por conocer el sur del país. A ver lo que vamos a vivir y ver ahí.