Nos llama la selva de Luang Namtha
Después de nuestra aventura en Houay Sen tomamos un barco muy lleno al que al final se sube un francés con su moto. Regresamos por el Ou a Nong Khiaw. Tal como esperábamos el barco pesa demasiado y hacemos una parada en el lodo a mitad del camino para esperar un segundo bote que se lleva a la mitad de la gente. De vuelta en Nong Khiaw pasamos unos días tranquilos y Leo puede trabajar con calma.
Comemos nuestro último arroz glutinoso con mango y tomamos el bus a Luang Namtha. A nosotros ya no nos sorprende nada ya que el servicio de transporte laosiano es una aventura como pueden ver arriba. También esta vez el viaje dura dos horas extra porque tenemos un pinchazo y porque tenemos que cambiar de bus. Ahí vamos apretados entre la gente local.
Al llegar a Luang Namtha, estamos muy cansados y nos buscamos un hotel decente. Aquí hay un gran parque nacional donde se pueden hacer caminatas, ir en kayak e inclusive pasar la noche o en la selva o en uno de los pueblos. En Luang Namtha hay un montón de agencias que ofrecen todo tipo de tours.
Con Chin Yun decidimos ir con la opción más barata: ¡un día en la selva!
El plan es ir en minivan al parque nacional, caminar 2 horas hasta la comida y después otras tres horas hasta un pueblo. Tenemos muchas ganas de volver a la selva ya que nos recuerda un poco a la aventura que vivimos en Guatemala en Livingston. ¿Se acuerdan? Porque ahí nos lo pasamos genial.
Estamos solamente los tres que vamos con nuestro guía. La primera parada es el mercado donde compramos todo lo necesario para la comida. Empieza la caminata en un bosque de heveas, arboles que veremos varias veces en nuestro camino. Se corta la corteza y sale una sustancia blanca jugosa y de goma que se recoge en pequeños bols. No huele muy bien aquí.
Desde ahí nos metemos a la selva de plátano, al lado de pequeños ríos subiendo y bajando. Sin el guía, ¡fijo que nos hubiéramos perdido! Estamos en plena selva y los pequeños caminos serpentean por la jungla. ¡Estamos muy agradecidos por nuestras botas!
Empieza a llover y ya no es tan agradable. Los caminos ya están muy resbaladizos y lodosos pero ahora también nos mojamos desde arriba. Así tardamos mucho más y nos caemos todos una y otra vez al lodo o al pequeño río y estamos empapados completamente.
La comida se sirve en hojas de plátano: hay raíces de bambú cocidos, algas y pescado para Leo – todo acompañado por una mano grande de arroz glutinoso por persona. Fortalecidos seguimos el camino que ahora sube mucho. Ni para la lluvia, ni nos dejan en paz los mosquitos. Sudamos, nos lamentamos, nos caemos y también disfrutamos de los arboles viejos y enormes que aparecen de vez en cuando en nuestro camino. Cuando llegamos al primer pueblo donde la gente cultiva arroz y caucho estamos cansados y muy empapados.
La gente es muy linda pero no queremos molestar y nos quedamos lejos.
¡Lo que viene después no tiene ninguna gracia! Hay que caminar al próximo pueblo que queda a otras tres horas de camino. Ya no estamos en plena selva sino caminamos por calles amplias y lodosas. El lodo se pega a nuestras botas y dificulta caminar – empezamos a frustrarnos y el guía se aleja mucho por niguna razón.
Después de caminar 8 horas en total estamos de vuelta en Luang Namtha mojados y llenos de lodo. ¡Esta ducha caliente ha sido una de las mejores de mi vida!
Mañana dejaremos a Laos y nos iremos a Tailandia, donde hemos reservado un Airbnb en Chiang Mai. Ahí vamos a estar varias semanas descansando antes de seguir con la aventura. No habrá mucho que contar por lo que no podrán leer mucho aquí.
Hasta entonces les deseamos un inicio de otoño muy bonito. Nosotros estamos empezando a contar los días para volver – ¡ya falta muy poco para navidades!
¡Hasta pronto!
P.D: Big thanks to our dear Chin Yun for the photos! (#toorainyforcamera)