Varanasi sagrado

Varanasi es la esencia de la india, o eso leemos y ya tenemos curiosidad por lo que nos espera. Una vez más cogemos un tren nocturno y dejamos Calcuta atrás. Amanece lentamente y el sol sale mientras nos acercamos a Varanasi. El aire está cargado de bruma y neblina que como aprendemos más tarde en realidad solo es smog. Varanasi es una ciudad con demasiada gente, demasiado tráfico y por eso también demasiado smog.

Varanasi sagrado

Al ser muy tacaños nos ahorramos el tuk tuk y emprendemos el camino torturoso por los bordes de las calles pasando mierda de vaca y basura y respirando el aire fresco que sale de los tubos de escape hasta llegar a nuestro hostal. Cuando llegamos, no hay luz y por lo tanto tampoco agua caliente. Estamos de mal humor y pedimos comida a domicilio con la aplicación «Swiggy». Funciona muy bien, así que ya no salimos de la habitación.

Varanasi sagrado

Por las mañana sirven desayuno en la azotea y después damos nuestra primera vuelta. Las calles y el tráfico de Varansi son realmente estresantes. No se puede ir para adelante ni para atrás y los pitidos, los tuk tuks y el polvo se interponen cuando no son las personas. Sin embargo, cuando llegas a la ciudad vieja con sus callejones se abre un nuevo mundo ante tus ojos. Google Maps no funciona en los callejones estrechos y te pierdes fácilmente entre tiendas de dulces, bazares musulmanes o negocios pequeños llenos de colchones donde puedes comprar los saris famosos de Varanasi (esto son saris gruesos y de alta calidad que son conocidos en todo el país).

Conseguimos averiguar como llegar al Ganges, el río sagrado de los hindúes y desafortunadamente también uno de los ríos más contaminados del mundo. Los ghats, escaleras y terrazas que llevan al río, están a veces llenos de gente y vendedores ambulantes y en otras ocasiones tan calmados que tienes le sensación de estar en otra ciudad.

Varanasi es una de las ciudades más antiguas del mundo y una de las más sagradas. Aquí, Buda habló por primera vez después de haber llegado al estado de iluminación. Por eso, budistas peregrinos vienen de todas partes del mundo al templo de Sarnath. Yo visito ese templo con Sotiris, un viajero que conocimos en el hostal – es un oasis de tranquilidad.

Para los hindúes, Varanasi también es un destino de pregrinaje muy importante que todo hindú debe visitar una vez en su vida. En el Ganges, la gente se lava para librarse de sus pecados y muchos asisten a diversos rituales, hablan con líderes espirituales que viven aquí, dan limosnas a los pobres para recibir buen karma, etc. Además, Varanasi es el lugar ideal para morir: El que muera y sea cremado aquí se libra del ciclo de reencarnación y encuentra paz. Las cenizas se echan al Ganges y es la mejor manera de rendirle los últimos honores a un familiar. Por eso Varanasi está lleno de indios con enfermedades mortales que vienen a pasar sus últimos días aquí. La muerte es una presencia todopresente que ni siquiera se esconde de los viajeros.

No puedo contarlos, tantos son los grupos de hombres cargando un féretro, entonando canciones y procesando a través de la ciudad a uno de los ghats de cremación, en donde los fuegos para la cremación arden veinticuatro horas al día todos los días del año.

Se permiten turistas en los ghats de cremación, pero fotos están explícitamente prohibidas. La gente nos pide que mantengamos una distancia respetuosa a las familias. No hay mujeres, estoy sola entre hombres. Los cadáveres vienen cada minuto, cargados en los hombros de amigos o familiares masculinos. El féretro blanco se lleva hasta el río donde sacan el cuerpo de la mayoría de los paños en los que va enrollado y lo lavan ya solo cubierto con la mortaja. Después depositan el cuerpo en un montón de madera (que por cierto se vende justo ahí y al parecer a un precio muy elevado).

Varanasi sagrado
En camino al ghat de cremación
Varanasi sagrado
Ghat de cremación. ¿Podéis ver los hornos crematorios para los ricos?

Ser cremado aquí es muy caro pero aún así todo está lleno de actividad. Los familiares cantan o cargan cuerpos o madera, caminan al rededor de sus muertos y echan acelerador de fuego a los cadáveres. Aunque quemen a muchos cuerpos humanos no huele mal ni a carne quemada. De hecho, lo veo más bien tranquilo y nada repugnante. En algunos de los fuegos, la grasa gotea en el suelo y damos la vuelta, dejamos este lugar sagrado atrás, hemos visto suficiente.

Por las noches tiene lugar una ceremonia de luces. Es un ritual bastante coreografiado en el que aprendices a sacerdote piden la bendición del río y los diferentes dioses. Cualquiera que participe en esta ceremonia recibe la bendición, por eso siempre hay mucha gente. ¡No queremos perdernos eso! Miramos como los hombres cantan, bailan con fuego, tiran pétalos a aire o soplan caracolas.

Varanasi es por encima de todo estresante, pero en los ghats todo es tranquilo. Por las mañanas reina la paz y se puede tomar un barco para dar una vuelta por el río. Desde ahí ves como la gente se baña, se lava, lava su ropa, puedes ver a babas meditando y turistas hartos de vendedores ambulantes. Varanasi es una ciudad loca, pero de cierto modo nos emocionó mucho.

Participo en el happiness program, un programa de meditación de un gurú muy famoso. Siempre quería hacer algo así y Varanasi parecía ser el sitio ideal. Yo y los cuatro otros participantes (todos indios) estamos sentados con piernas cruzadas ante los profesores que nos enseñan meditación y prácticas de yoga. Los tres días pasan volando, pero aprendí muchísimo. Puedo recomendar hacer meditación a todo el mundo, desde entonces me resulta más fácil comenzar el día.

Varanasi sagrado
Un baba por la mañana, preparado para dar consejos esprituales

Después de tantas experiencias cautivadoras y de una ración completa de la India cogemos un tuk tuk a la estación. Tenemos pensado hacer un viaje nocturno a Agra, pasar el día ahí y coger otro tren nocturno a Jodhpur por la noche. Normalmente no hacemos viajes tan estresantes, pero ya es el 1 de diciembre y nos quedan muy pocos días.

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