Aventura y naturaleza en Baños
Baños es un lugar sobre todo conocido por una cosa: Aquí se puede hacer mucho deporte extremo. Nosotros, claro está, somos muy miedicas y no hacemos las cosas más extremas como puenting. Aparte de eso, la naturaleza es hermosa y una de las actividades principales es la ruta de las cascadas.
Sin embargo, lo primero que notamos de Baños es el montón de sitios turísticos – bares y restaurantes caros, creperías y helados italianos. ¡Todo nos encanta! Nos damos cuenta de nuestros gustos europeos, nos gusta andar por aceras, comer comida europea y todo lo demás. Con todo el turismo, Baños se convirtió en una ciudad media europea y no echamos mucho de menos el caos y el ruido latinoamericano. Nos sentimos a gusto y nos ayuda a olvidar que estamos en realidad de viaje.
Lo primero que hacemos es alquilar unas bicis y bajar por la ruta de las cascadas. Lo bueno de ese tour es que se puede ir bajando en bici, pero te llevan en camioneta de vuelta. Esa ruta está llena de posibles actividades como puenting o tirolina. Aunque nos dé mucho miedo (sobre todo a mí), decidimos ir en tirolina de un lado del cañón al otro, por encima de la cascada manto de la novia. La altura de esa cascada es de aproximadamente 40 metros y la distancia de la tirolina de 1000 metros – la verdad, nos cagamos los pantalones.
Después de eso, seguimos con las bicis por la ruta escénica, pero lo más espectacular queda para el final: la cascada pailón del diablo. Es una cascada gigantesca que hace un montón de ruido y que sobre todo es hermosa. Puede que sea la cosa más espectacular que hayamos visto hasta ahora en todo el viaje – desafortunadamente no sale nada bien en fotos. De todos modos, al final de esta entrada os adjuntamos una foto de la cascada casi completa para que os hagáis una idea. A la vuelta resulta que lo que son las camionetas que te llevan de vuelta, de verdad son camionetas – es decir, camiones pequeños. Nos sentamos en uno de los bancos de madera que alguien instaló en la zona de carga, las bicis de algún modo cuelgan en la parte trasera y nosotros en cada bache damos un pequeño saltito con el banco.
El siguiente día optamos por algo más aventuroso: rafting. Salimos por la mañana y con unos estadounidense formamos el grupo autodenominado Stayin’ Alive. No hay mucho qué decir sobre esto menos que nos lo pasamos fenomenal y nos mojamos mucho.
La última aventura es ir en quads a la casa del árbol, ahí hay (otra vez) un columpio por encima de las nubes y la ruta hacia ahí arriba pasa por paisajes pintorescos y vistas hermosas. Desafortunadamente, el quad se rompe en el camino y tenemos que dejarnos llevar por unos motociclistas. Al llegar arriba, montamos en el columpio, disfrutamos de las vistas llenas de niebla y bajamos andando hasta el quad. El mecánico que nos mandan no es capaz de arreglarlo y tenemos que bajar en coche.
Cuando no hacemos actividades, hemos encontrado un bar favorito que sirve filloas muy ricas. Ahí pasamos las tardes, jugando a las cartas y disfrutando de la tranquilidad después de los días llenos de excursiones. Y así también acaba nuestro tiempo en baños y nos dirigimos hacia nuestra siguiente estación: Riobamba, en donde vive la familia de Jois.